“Participación Ciudadana: Un reencuentro necesario Universidad-Ciudadano-Estado” por María Tibisay Márquez

Autora: María Tibisay Márquez

Universidad del Zulia, Venezuela y Mujeres para el Mundo

La comunidad universitaria debe adaptarse a las exigencias de una sociedad que reclama importantes cambios. Para ello, es importante la detección de las necesidades sentidas y reales de la ciudadanía. De esta forma, se busca unir esfuerzos para incorporar alternativas y brindar respuestas asertivas. Desde los espacios universitarios se debe incentivar a la realización de las actividades académicas como: mesas de trabajo con paneles de expertos, proyectar iniciativas de investigación involucrando a los estudiantes de forma directa, crear cátedras libres para profundizar en temas relacionados con la agenda de gobierno, democracia y fortalecimiento de la real participación ciudadana, “entendida como el involucramiento del ciudadano en la actividad pública”.

La articulación ciudadano-universidad y Estado viene a jugar un papel transcendental en la retroalimentación teórico- práctico de la innovación pública. Desde este contexto, se hace necesario incentivar al intercambio de experiencias exitosas, que permitan contribuir como agentes multiplicadores de las buenas prácticas universitarias y su intervención en lo social y público. En la coyuntura del COVID- 19, más allá de sus consecuencias sociales, políticas y económicas a enfrentar, conllevan a las universidades a involucrarse con una realidad interna y externa de los espacios comunitarios. Las universidades deben construir nuevas líneas de abordaje participativas con las asociaciones de vecinos, organizaciones sociales y otras de interés comunal que trabajen en defensa del territorio. Es urgente la articulación universidad- ciudadano- Estado en la conformación de la agenda y construcción de las políticas públicas para dar respuesta a las actuales exigencias desatadas por la pandemia a nivel mundial. Desde ya, hay que formar y actuar desde la participación ciudadana, un gran reto para las nuevas generaciones de profesionales y de nuestros gobernantes.

Artículo enviado como contribución al “Manifiesto de innovación pública desde las universidades”.

Foto de Christian Battaglia en Unsplash


“Conectando información, comunidad y desarrollo desde la biblioteca” por Ramón A. Manso Rodríguez

Autor: Ramón A. Manso Rodríguez

Asociación Cubana de Bibliotecarios – Villa Clara, Dpto. Ciencias de la Información, Universidad Central de Las Villas

Nuestras sociedades requieren de espacios donde compartir información, experiencias e ideas, entre bibliotecarios, expertos en diversas temáticas y la comunidad. Espacios que permitan impulsar el desarrollo de la comunidad, a la vez que coadyuven al gobierno local a materializar políticas públicas, al rescate de la memoria histórica, la informatización de la sociedad y sobre todo a canalizar la participación ciudadana en pro del beneficio común. Estos espacios, en vínculo estrecho con las universidades, facilita a los miembros de la comunidad, el contacto con expertos, para la adquisición y transmisión de información y conocimiento para el desarrollo personal y comunitario, a través de construir, impulsar y sostener comunidades de aprendizaje y de práctica.

La idea parte de nuclear en torno a este espacio a, universidades, otras instituciones educativas y culturales, asociaciones y personas en función de promover un desarrollo integral de la comunidad, tanto en lo individual, como en lo colectivo, favoreciendo así, la mejora de la calidad de vida, los procesos de innovación y participación ciudadana, la generación de proyectos de iniciativa local, la protección del medio ambiente, y la formación en valores. Desde la experiencia internacional, estos espacios, surgen bajo las denominaciones de Biblioteca Social, MediaLab, BiblioLab, y otras alternativas que dan a la biblioteca del siglo XXI la oportunidad de generar servicios y espacios, enfocados a cubrir necesidades de aprendizaje, bajo el principio de aprender – haciendo, donde se favorecen los procesos de innovación y transformación social.

Entre este conjunto de ofertas, se pueden sugerir: Para el descubrimiento y la creación: donde adquirir habilidades en oficios, el uso y manejo de información digital y tecnologías, para propiciar la búsqueda y localización de empleo, o la formación en comunicación, el marketing y la gestión de pequeñas empresas. Actividades y servicios de información participativos e interactivos, y los de formación, con un carácter informal, donde expertos e interesados comparten saberes, enfocados a la adquisición de competencias básicas. (Talleres de aprendizaje (makerspaces), Laboratorio de aprendizaje y creación e Incubadora Económica) De descanso, animación y promoción cultural: espacio dotado con mobiliario informal, para la lectura, el descanso y el desarrollo de acciones culturales y de animación. Aquí entran a jugar los servicios basados en gamificación (juegos) con diferentes oportunidades para el aprendizaje en diversos temas, la formación de valores y el consumo responsable.

Para acercar servicios y recursos de información: múltiples variantes que multiplican las vías de acceso a la información, independiente del lugar donde se conserven dichos documentos. De amplio impacto en la comunidad resulta ofrecer un servicio donde se entreguen noticias e
informaciones sobre diferentes aspectos: culturales, políticos y de facilitación social.

También efectivo para la comunidad resulta acercar el conocimiento de la historia local, a partir, de las vivencias de la propia colectividad a través de, por ejemplo: rutas literarias. De esta forma, las bibliotecas, con las colaboración de universidades y otras instituciones culturales y educativas, pueden colaborar con los gobiernos locales, y CONECTAR INFORMACIÓN, COMUNIDAD y DESARROLLO, establecimiento un espacio para el buen desarrollo intelectual y cultural, de jóvenes, estudiantes y adultos, en donde se adquiera hábitos de lectura, de consumo responsable, de conducta social, de habilidades de información, uso y manejo de tecnologías, manualidades, cuidado del medio ambiente y el aprovechamiento de sus tiempos libres. Además, donde los asistentes descubran sus habilidades y potenciales, a través de la experimentación y la innovación.

Artículo enviado como contribución al “Manifiesto de innovación pública desde las universidades”.

Foto de NordWood Themes en Unsplash


“Sobre la necesaria labor de conexión de las Administraciones Públicas” por Paz Sánchez Zapata

Autora: Paz Sánchez Zapata

Instituto Andaluz de Administración Pública (IAAP)

En estos días estamos viendo como la pandemia COVID-19 nos está enfrentando a una realidad de entornos cambiantes e inciertos que nos somete a retos de muy difícil solución, que deben ser atendidos de forma inmediata y con la participación de todos y todas.

En el Instituto Andaluz de Administración Pública venimos hablando desde hace tiempo de la necesidad de incorporar la innovación en las actuaciones de las instituciones públicas de la Junta de Andalucía, intentando cambiar la cultura administrativa tradicional por una cultura basada en la colaboración y en la apertura. Ahora, además, sabemos que urge adoptar sistemas de innovación anticipatoria y adaptativa que nos ayuden a explorar nuevas posibilidades y a abordar los temas emergentes con soluciones rápidas y ágiles que supongan una respuesta clara y contundente a las nuevas necesidades sociales. Estos nuevos enfoques ineludibles en la búsqueda de soluciones a los problemas actuales tienen necesariamente que tener un componente abierto, capaz de combinar saberes y conocimiento de instituciones y personas para liberar la inteligencia colectiva del entorno y ponerla al servicio de la ciudadanía. La administraciones e instituciones públicas estamos llamadas a desarrollar este nuevo papel de conectores de diferentes actores (públicos, privados, sin ánimo de lucro e individuos) y generar alianzas, colaborar y co-crear nuevas aproximaciones y soluciones a los problemas públicos.

Para poder ejercer este nuevo rol de conexión, tenemos que articular nuevas formas de relaciones entre todas las partes desde la confianza y la reciprocidad, tejer redes que faciliten puntos de encuentro y diálogo que permitan encontrar temas esenciales y comunes de trabajo conjunto y vías de colaboración entre iguales. En otras palabras, crear un ecosistema de lo público capaz de construir entornos propicios a la innovación y que pueda ser activado con facilidad cuando las circunstancias lo demandan. Esta transformación radical en la forma de relacionarnos es el mayor desafío al que nos enfrentamos las administraciones y las instituciones públicas.

En este sentido, las universidades son depositarias y creadoras de conocimiento especializado y poseen una comunidad propia de profesores, jóvenes, y ciudadanía relacionada con ella, con conocimientos, habilidades diversas, competencias tecnológicas y formas flexibles de aplicarlas, de gran valor. Las Administraciones Públicas necesitamos la visión de estos importantes colectivos personales y profesionales en la puesta en práctica de los nuevos saberes, en la incorporación del conocimiento científico y experto, en los análisis y procesamientos de datos y en la elaboración de políticas publicas de consenso, con el fin de poder ofrecer nuevos servicios basados en la empatía y el cuidado de la ciudadanía.

Estas alianzas son fundamentales en la realización de actuaciones con impacto, y por tanto de valor público, que de no ser así serían mas costosas y difíciles. La búsqueda de alianzas es de hecho reconocida como el camino indiscutible para lograr un avance más eficaz en la consecución en 2030 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

La elaboración del manifiesto ayudará a articular un lenguaje común para poder tener una posición compartida desde la que abordar esta nueva gestión de la innovación. El proceso de elaboración propiciará conversaciones productivas y facilitará el diálogo entre los actores desde la transparencia, el respeto y la buena comunicación, propiciando también la creación de estructuras de apoyo para nuevas prácticas de participación y co-creación.

Artículo enviado como contribución al “Manifiesto de innovación pública desde las universidades”.

Foto de John Barkiple en Unsplash


“Alianza de saberes para hacer florecer la innovación pública” por Elisa Pérez Rosales y Mónica Dios Rodríguez

Autoras: Elisa Pérez Rosales y Mónica Dios Rodríguez,

Laboratorio de Innovación Social (LabINS), Universidad de La Laguna

La reformulación de metodologías aplicadas, pasa por nuevos paradigmas a la hora de abordar los retos sociales a los que debemos hacer frente. La transformación social nos sitúa en otra esfera de análisis en un presente que supone una continua redefinición de la realidad, como pone de manifiesto esta crisis sanitaria mundial que estamos viviendo.

Nos encontramos ante un escenario que requiere que los enfoques para dar solución a los desafíos planteados pasen por crear redes interconectadas entre el saber académico, el conocimiento técnico y la sabiduría popular como propuesta para abordar la realidad más inmediata. Pues la diferencia que se establece entre teoría y praxis debe suponer, sobre todo, debates y reflexiones de retroalimentación entre las distintas esferas de conocimiento, entendiendo que una no puede existir sin la otra, pues la praxis prueba la idoneidad de la teoría. Visto desde este enfoque, se revela la urgencia de crear vínculos entre entidades y personas que ayuden a pensar el presente y a afrontar los nuevos retos que plantean las urgencias de nuestra contemporaneidad. Y es indudable que las universidades deben integrarse y participar desde el compromiso de acompañar y aportar su saber investigador a los procesos de cambio y transformación social.

No se pueden establecer teorizaciones alejadas de la realidad, pero tampoco es viable la praxis sin ese marco teórico reflexivo que insta a la acción, a la intervención. Por lo tanto, podemos afirmar que tanto la teoría como la praxis son -y deben ser- dos caras de una misma moneda en lo que hacer frente a los retos sociales se refiere.

Esto no implica homogeneidad, sino por el contrario, disputa y reflexión desde la heterogeneidad, entendiendo esta como una fuente de riqueza discursiva y de posicionamiento ante los problemas sociales a los que debemos hacer frente con todos los medios a nuestro alcance para garantizar los principios de justicia social y los derechos humanos.

Artículo enviado como contribución al “Manifiesto de innovación pública desde las universidades”.

Foto de Rodion Kutsaev en Unsplash


“Transformación institucional y justicia social” por Paola Ricaurte Quijano

Autora: Paola Ricaurte Quijano

Tecnológico de Monterrey, México & Berkman Klein Center for Internet & Society, Harvard University

Cuando hablamos de nuevas institucionalidades, con fronteras porosas que permitan flujos más dinámicos entre el adentro y el afuera, lo hacemos con la convicción de que la mejor manera de expandir la democracia es a través de la expansión de la participación. Sin embargo, en sociedades desiguales, injustas, patriarcales y multiculturales, la transformación institucional no es suficiente. La complejidad de lo social se traduce en una fractura profunda, que no podemos evadir, y que por tanto, requiere cabida. Las instituciones que realmente buscan incidir en la transformación social son aquellas que están dispuestas a asumir la complejidad en todos sus niveles y que buscan, por encima de todo, romper con la matriz de dominación (Hill Collins, 1990, Constanza-Chock 2018).

Las instituciones necesitan democratizarse, pero también es necesario que nos enfoquemos en construir sociedades justas que permitan que de manera efectiva todas las personas tengan las mismas condiciones para participar. Es decir, es fundamental partir de una política que tenga como prioridad la justicia social y, de manera paralela, se aboque a la transformación institucional, a la habilitación de plataformas de participación para las poblaciones más vulnerabilizadas y marginalizadas, y, sobre todo, a eliminar las formas de dominación que condujeron a esas poblaciones a la marginación.

Al mismo tiempo que nos cuestionamos sobre qué tipo de democracia, qué tipo de instituciones y qué tipo de participación ciudadana buscamos, debemos entender que no puede construirse ninguna democracia sobre una sociedad injusta, desigual y heteropatriarcal. La violencia estructural se refleja en instituciones que reproducen la dominación y la discriminación (de género, nivel socioeconómico, identidad étnica y racial, lengua, habilidad mental o física, edad, educación, etc.) y en espacios de participación y toma de decisión donde solo tienen cabida los privilegiados (por lo general hombres, blancos, heteronormativos, educados, hablantes de la lengua dominante, occidentales).

Frente a esta condición, planteamos sostener una mirada crítica sobre la transformación institucional que buscamos. Abrir no significa necesariamente subvertir el orden de poder que reproduce diversas formas de dominación al interior y al exterior de las instituciones. Abrir no se traduce en que hagamos una apuesta por la equidad y la justicia. Abrir no implica eliminar las exclusiones. Abrir puede ser una manera de distraer la atención sobre acciones que busquen el acceso a la justicia (Ricaurte 2019).

Las plataformas, iniciativas y procesos de innovación ciudadana que buscan democratizar las instituciones e incidir en la vida pública y la transformación social no serán suficientes si no son capaces de tomar acciones radicales, para que, partiendo de la misma institución, garantice que a través de su estructura, políticas, protocolos e iniciativas no se contribuya a la reproducción de la injusticia social.

Por tanto, la reproducción de la dominación debe evaluarse hacia dentro y hacia afuera de las instituciones y más: al interior de un país y más allá de sus fronteras nacionales. ¿Acaso con nuestras iniciativas contribuimos a reproducir formas de dominación en otras geografías y latitudes? ¿Damos cabida o aniquilamos otras epistemologías, saberes, haceres, sentires, que no son los occidentales? ¿Quiénes son los tomadores de decisión y los habilitadores de estos procesos? ¿Quiénes las voces y rostros visibles y quiénes los silenciados, los borrados, los negados? ¿Estas iniciativas, se dirigen realmente a romper la matriz de dominación?

En tiempos de despertar de la conciencia social, de crisis y de incertidumbre, una evaluación de nuestras instituciones implica incorporar acciones anticapitalistas, antipatriarcales y anticolonialistas (de Sousa Santos, 2018, p. 1). Hay que apostar por erradicar las formas sutiles y visibles de violencia y despojo contra las poblaciones vulnerabilizadas y marginalizadas, hacer visibles los modos de dominación en todos los planos. De lo contrario, el discurso sobre la nueva institucionalidad resulta vacío y autocomplaciente.

Referencias

Costanza-Chock, S. (2018). “Design Justice: Towards an Intersectional Feminist Framework for Design Theory and Practice”. Proceedings of the Design Research Society. https://ssrn.com/abstract=3189696

Collins, P. H. (1990). “Black feminist thought in the matrix of domination”. Black feminist thought: Knowledge, consciousness, and the politics of empowerment, 221-238.

de Sousa Santos, B. (2018). The end of the cognitive empire. The coming of age of epistemologies of the South. Durham & London: Duke University Press, p. 1.

Ricaurte, P. (2019). “Data Epistemologies, The Coloniality of Power, and Resistance”. Television & New Media. https://doi.org/10.1177/1527476419831640

Artículo enviado como contribución al “Manifiesto de innovación pública desde las universidades”.

Foto de Markus Spiske en Unsplash


“Innovación abierta, enfoque de ecosistema y espacios para fomentar la transferencia de conocimiento y transversalidad de actores” por Loredana Stan

Autora: Loredana Stan

Gerente de NovaGob e Investigadora de la Red InnoLabs

La situación de crisis sanitaria global provocada por el covid-19 ha puesto aún más de relieve que en la sociedades actuales, inmersas en procesos de globalización acelerada y transformación digital disruptiva, ningún actor -ni siquiera el sector público- tiene el monopolio de la respuesta a los apremiantes retos a los que nos enfrentamos. También nos hemos dado cuenta -o al menos en mayor medida- de la importancia de la innovación científica, tecnológica, pública y social para que la respuesta sea sostenible y con un alto valor público.

En este contexto es necesario apostar por una visión de “ecosistema” que incorpore la innovación abierta como paradigma principal, y, por tanto, cuente activamente con el conocimiento, la inteligencia y el talento de todos los actores del sistema (universidades, administración pública, empresas, tercer sector y ciudadanía). La innovación abierta es un concepto acuñado por Henry Chesbrough (2003) para estrategias empresariales, viendo la necesidad de transformar la gestión de la innovación, abriendo las organizaciones a la integración de ideas y conocimiento externo. El enfoque de la innovación abierta diversifica e intensifica a la vez la creación de redes de colaboración entre actores.

Las universidades pueden y deben tener un papel central en este nuevo escenario. Sin embargo, esta nueva centralidad dependerá de la capacidad de transformación interna de las propias instituciones universitarias, creando espacios más flexibles, receptivos a los inputs y demandas externas y donde se pueda facilitar la transversalidad de los esfuerzos desde diferentes ámbitos. Para situarse en el centro del sistema, las universidades deben tomar la iniciativa y liderar el trabajo en red en base al conocimiento que producen. De ese modo, se pueden aprovechar las sinergias entre los actores miembros para generar un ecosistema simbiótico funcional, en términos de la descripción realizada por Mazzucato (2014), en el que los resultados de la innovación creen valor para todos los actores implicados. La iniciativa de Medialab UGR de celebrar un Encuentro iberoamericano de “Innovación Pública desde las universidades” y de aglutinar ideas, opiniones, conocimiento de diferentes actores del ecosistema público iberoamericano en torno a un Manifiesto de Innovación Pública desde las Universidades” da buena muestra de ello.

Las Universidades cuentan con el potencial para crear, al menos, dos tipos de espacios que pueden servir para potenciar el cambio desde la innovación “aislada” o “cerrada” hacia una cultura de la innovación que abarque todas las esferas de la sociedad.

Hablamos, por una parte, de los llamados laboratorios de gobierno para la innovación pública (“goblabs”), que se configuran como espacios que facilitan la multidisciplinariedad y transversalidad de actores y desde los que se potencia el desarrollo de la innovación abierta y la transferencia de conocimiento a través de la co-creación iterativa de soluciones a retos concretos de la esfera pública y social. Bason (2010) los denominó “espacios seguros” en los que mediante la creatividad y la colaboración se ofrecen nuevos enfoques, habilidades, modelos y herramientas para el abordaje de dichos retos.

De otra parte, también las spin-off (iniciativas de emprendimiento promovidas por miembros de la comunidad universitaria) tienen un papel relevante para la transferencia de conocimiento desde la universidad hacia la sociedad. Las universidades son actores clave para la investigación básica, aunque precisan generar estrategias eficaces de transferencia para que el conocimiento científico pueda transformarse en innovación que impacte en su entorno social. En este sentido, las spin-off suponen una oportunidad para que las universidades articulen proyectos de transferencia de conocimiento. Así se puede observar desde la propia experiencia de NovaGob, que se inicia como spin-off de la Universidad Autónoma de Madrid, a raíz de un trabajo de investigación doctoral sobre tecnologías sociales en el sector público, para posteriormente, desarrollarse y consolidarse como un proyecto de transferencia de conocimiento. Si bien NovaGob finaliza su vinculación con la UAM en 2019 tras un primer proceso de incubación, mantiene su estrecha vinculación con universidades del ecosistema de innovación en el ámbito iberoamericano.

Referencias:

Bason, C. (2010). Leading public sector innovation: co-creating for a better society. Polity Press. Bristol

Chesbrough, H.W. (2003).  Open Innovation The New Imperative for Creating and Profiting from Technology. Harvard Business School Publishing Corporation. Boston

Mazzucato, M. (2014). El Estado Emprendedor, Mitos del sector público frente al privado. Barcelona: RBA.

Artículo enviado como contribución al “Manifiesto de innovación pública desde las universidades”. 

Foto de Rafaela Biazi en Unsplash


“La Universidad como un laboratorio ciudadano” por David Gómez Abad

Autor: David Gómez Abad
Coordinador Nacional de la iniciativa slowU del Tec de Monterrey

Hoy en día podemos observar cómo las instituciones públicas que hemos heredado se encuentran cada vez más obsoletas y alejadas de las necesidades reales de una ciudadanía que ha tomado mayor protagonismo. Cada vez hay más gente que tiene el diagnostico claro; La creciente brecha entre gobernantes y gobernados, la emergencia de nuevas voces y activismos que ponen sobre la mesas otras agendas, las disrupciones provocadas a nivel cultural, social y económico por la cada vez más creciente (mucho más acelerada ahora en época del COVID-19) presencia del mundo digital, o el enquistamiento de problemas complejos que ya no permiten soluciones simples, son algunos de los asuntos a los que la institucionalidad pública tradicional no está dando respuesta.

Y es que las instituciones públicas (como las conocemos) están pensadas y preparadas para la gobernanza de un mundo que se esperaba seguro y firme; es decir, no fueron concebidas como espacios experimentales en donde se pueda permitir el ensayo de prácticas o políticas, validaciones inestables o resultados provisionales, de ello depende la vida de toda la ciudadania. Además, el sector público tiene otras barreras: una maquinaria burocrática tan necesaria como cargante, tiempos demasiado dependientes del tacticismo electoral del gobierno de turno, o una acción destinada a atender y favorecer a las mayorías en detrimento de las minorías.

Por supuesto que no todo son pegas, las instituciones públicas son por antonomasia la garantía del bienestar social y la igualdad de oportunidades, sobre todo para aquellas personas que menos tienen. Sin embargo, una nueva institucionalidad debería de poder emerger planteándose dos cuestiones primordiales:

¿Cómo se pueden establecer canales de escucha para las innumerables voces que emergen cada vez con más fuerza, y que en su mayoría provienen de grupos minoritarios?
¿Cómo se desarrollan acciones y políticas públicas para afrontar los problemas complejos que ya no admiten más soluciones simples?

En este panorama, el papel de la Universidad es fundamental. La Universidad sí puede darse la oportunidad de contribuir a los procesos de innovación pública a partir de la experimentación abierta, promoviendo espacios de encuentro y escucha entre las instituciones públicas de gobierno y la ciudadanía. Este encuentro permitiría explorar juntos la solución a los problemas que enfrentamos, a partir de espacios que podrían asemejarse a un laboratorio ciudadano; que no son otra cosa que un conjunto de infraestructuras, prácticas y protocolos articulados, que buscan crear las condiciones de cuidados para activar la escucha, la inteligencia colectiva y el conocimiento que ya habita en nuestros cuerpos. Un espacio en el que:

Se priorice la experimentación por encima de la planificación.
Se implementen dispositivos de escucha que permitan dar reconocimiento de las múltiples minorías y de la enorme diversidad que hay en nuestras sociedades.
Se aborden los problemas complejos desde distintos tipos de expertise (expertise disciplinar y expertise basada en la experiencia).
Se trabaje desde unos tiempos que respondan a las necesidades de la ciudadanía, y no a las de ninguna agenda política.
Se realice en abierto, permitiendo así, el aprovechamiento y la replicabilidad de lo que en ellos se haga, para todo el mundo.

Artículo enviado como contribución al “Manifiesto de innovación pública desde las universidades”.

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Entrevista a David Gómez (slowU) para el Manifiesto

En la construcción colaborativa que estamos haciendo del Manifiesto para la innovación pública desde las universidades hemos recopilado, como sabéis, algunos textos de responsables en algunas de las unidades y entidades con más experiencia en este ámbito. Además, estamos realizando algunas pequeñas entrevistas en formato audiovisual también con ellas y ellos. Aquí puedes ver y escuchar la conversación que mantuvimos con David Gómez, Coordinador Nacional para la Iniciativa slowU en la Escuela de Humanidades y Educación del Tecnológico de Monterrey. En ella, David puso de relieve la importancia de la escucha activa y la experimentación como conceptos fundamentales para la innovación pública, y cómo las Universidades pueden liderar ese proceso por su amplio bagaje en ambos aspectos. Escucha la entrevista en Spreaker: Y aquí puedes verla en YouTube:

“La reformulación de la tercera misión de la Universidad en la Transformación Digital” por Fernando Vilariño Freire

Autor: Fernando Vilariño Freire

Subdirector del Centro de Visión por Computador. Profesor Titular del Dep. de Ciencias de la Computación – Universitat Autònoma de Barcelona (UAB). Chairperson of the European Network of Living Labs (ENoLL)

En 2018 tuvimos la oportunidad de contribuir al “Manifesto for Innovation in Europe”, que propone una visión posibilista sobre la Innovación en la Unión Europea -la cual se haya en estos momentos lejos de su potencial de impacto real-, en la que los ciudadanos no sólo son beneficiarios del crecimiento, sino que también son co-creadores y co-propietarios de los cambios sociales resultantes, actores que configuran el progreso hacia una Europa de los ciudadanos en la Transformación Digital.

Nos enfrentamos a una oportunidad única para desarrollar esta visión a partir de ahora mismo: La Transformación Digital, y la aceleración en la digitalización de procesos provocada por la trágica pandemia del SARS-CoV-2, proporcionan este contexto. Y ello apunta directamente a la línea de flotación del papel que la Universidad debe tener en los años siguientes: La tercera misión de nuestras universidades, clásicamente asociada a la transferencia de conocimiento a la sociedad, se reformula ahora como “desarrollo y orquestación de los ecosistemas de innovación”, ampliando la definición de innovación más allá del enfoque actual, predominantemente científico y corporativo: colocar al ciudadano en el centro de la innovación es un verdadero cambio de juego y una oportunidad para el desarrollo de nuestro sistema universitario -desde una perspectiva de aprendizaje y desarrollo (digital) al largo de la vida-, para el crecimiento económico y el progreso social impulsados ​​por la excelencia científica. 

Desde la perspectiva del acceso potencial a todo el conocimiento humano y la interconexión de las personas, la aparición Internet no es una mera contribución aditiva de innovación tecnológica: es un evento singular en la historia de la Humanidad, que la transforma para siempre. En los próximos años se reducirá radicalmente el costo de entrada social para acceder y generar conocimiento, creando una oportunidad real para el desarrollo personal y colectivo. Al mismo tiempo, surgirán y desaparecerán nuevas áreas de experiencia y empleos, los límites interdisciplinarios se desdibujarán, las fronteras de las partes interesadas se desvanecerán, desencadenando profundas transformaciones en la forma en que las personas vivimos nuestras vidas.  En este contexto, es indispensable una respuesta ágil de las instituciones públicas, entidades legales e informales. 

Los desafíos a los que nos enfrentamos no pueden ser abordados por una sola institución. El corolario es que ahora, la innovación y la transformación social están ocurriendo enredadas de la mano. Y es aquí, en este enfoque centrado en el ser humano y con la participación de múltiples partes interesadas, donde aparecen los laboratorios vivos (living labs), y tienen sentido precisamente por su perspectiva centrada en el usuario, en el ciudadano, por su perspectiva humana, como herramientas de constructivismo epistemológico y social. 

En nuestro camino hacia el fortalecimiento de nuestra sociedad, éste será un medio eficiente para no dejar a nadie atrás. Junto con otras infraestructuras de innovación abierta, los laboratorios vivos, a través del lema “capacitar a todos para innovar”, parecen emerger como una herramienta para democratizar el acceso al conocimiento y la innovación a través de un cambio sistémico: hacia un sistema universal de conocimiento e innovación, en el que las universidades pueden jugar un papel de liderazgo en la transformación social.

Artículo enviado como contribución al “Manifiesto de innovación pública desde las universidades”.

Foto de  Marius Masalar en Unsplash


Entrevista a Loredana Stan (NovaGob) para el Manifiesto

En la construcción colaborativa que estamos haciendo del Manifiesto para la innovación pública desde las universidades hemos recopilado, como sabéis, algunos textos de responsables en algunas de las unidades y entidades con más experiencia en este ámbito. Además, estamos realizando algunas pequeñas entrevistas en formato audiovisual también con ellas y ellos. Aquí puedes ver y escuchar la conversación que mantuvimos con Loredana Stan, Gerente de NovaGob e investigadora de la Red InnoLabs. En ella, Loredana puso de relieve la importancia de la transversalidad, la innovación abierta y la centralizada del concepto de ecosistema como temas fundamentales para la innovación pública. Escucha la entrevista en Spreaker: Y aquí puedes verla en YouTube: