Publicación del Manifiesto de Universidades por la Innovación Pública

El Manifiesto UnInPública es el resultado del intenso trabajo colaborativo de miembros de más de 50 instituciones internacionales.

El Manifiesto UnInPública (acrónimo de Universidades por la Innovación Pública) se presentó el 11 de noviembre con motivo de la Semana de la Innovación Pública organizada por la Secretaría General Iberoamericana y supone el culmen de una serie de trabajos que se iniciaron en el Encuentro virtual desarrollado el pasado mes de mayo bajo la organización de la Universidad de Granada, la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB) y los ministerios de Ciencia e Innovación y de Universidades del Gobierno de España, encaminados a crear este Manifiesto a través de una recopilación de textos de expertas y expertos y el desarrollo colaborativo mediante el formato de laboratorios participativos.

En el Manifiesto se pone de relieve, entre otros aspectos, la necesidad de un liderazgo desde las universidades para hacer frente a las incertidumbres de nuestro tiempo mediante la gestión del conocimiento, propiciando así el desarrollo de iniciativas de innovación pública para el desarrollo de mejores políticas públicas. 

Este trabajo es un nuevo hito en la consolidación de la Red UnInPública, una red que surge con el objetivo de identificar, conectar, analizar y difundir iniciativas universitarias de transferencia de conocimiento hacia el sector público a través de enfoques de innovación y participación que permitan incidir en una mejora de las políticas públicas.

El Manifiesto UnInPública puede consultarse en este enlace. También puede descargarse en formato PDF desde aquí.


Abierto a comentarios el borrador final del Manifiesto UnInPública

El Manifiesto UnInPública forma parte de la iniciativa del mismo nombre, acrónimo de “Universidades por la Innovación Pública”; una iniciativa que surge con el objetivo de identificar, conectar, analizar y difundir iniciativas universitarias de transferencia de conocimiento hacia el sector público a través de enfoques de innovación y participación con vistas a mejorar las políticas públicas. Dicho Manifiesto es el resultado de la redacción de múltiples aportaciones, entre ellas una serie de textos y aportaciones surgidas de reuniones de diversos grupos de trabajo interuniversitarios. 

Ahora, el Manifiesto UnInPública entra en una última fase con la publicación de un borrador final, donde cualquier participante o interesado puede comentar y añadir sus apreciaciones sobre el texto a través de la página colaboratorios.uninpublica.net. En dicha página los usuarios pueden, hasta el día 5 de noviembre, comentar cualquier párrafo del texto para indicar, sugerir o proponer cambios en el texto.

Con las modificaciones recibidas de manera colaborativa se confeccionará la versión definitiva de este Manifiesto que supone la piedra fundacional de una Red iberoamericana de Universidades que trabajan e impulsan la innovación pública de manera conjunta.

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La estructura del documento es la siguiente:

En bloque central encontramos el manifiesto, en el margen izquierdo vemos los diferentes párrafos numerados, a su vez en el margen derecho encontramos un icono que indica el número de comentarios registrados para ese párrafo. En la parte derecha tenemos el bloque de comentarios. El primero bloque corresponde a comentarios generales sobre el documento, mientras que el resto contienen los comentarios propios de cada párrafo.

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“Las Universidades y los sistemas universales de innovación” por Artur Serra

Autor: Artur Serra

i2cat

Desde i2cat, el centro de investigación de tecnologías de Internet, miembro de CERCA en Catalunya, venimos trabajando en el nuevo concepto de sistemas universales de innovación (Serra, 2018).

Se trata de una hipótesis  que apunta a la posibilidad que en la era digital los actuales sistemas de innovación que tradicionalmente articulan la producción de  conocimiento en forma de I+D+i mediante la colaboración entre universidades y centros de investigación académicos, grandes empresas y administraciones públicas, puedan abrirse al conjunto de la ciudadanía y al conjunto de territorios, generando un verdadero sistema público de innovación.

Dichos sistemas públicos son los que pueden garantizar una innovación pública, esto es, la destinada prioritariamente a resolver problemas del conjunto de la ciudadania.

En Europa tenemos experiencia en construir sistemas universales. Tras dos guerras mundiales, las fuerzas políticas consensuaron la construcción de sistemas de bienestar social para el conjunto de la población. Los sistemas nacionales de salud fueron sus ejemplos más destacados.

Ahora, en la era digital, estamos entrando en sociedades donde la generación de conocimiento se convierte en un valor decisivo para el futuro de nuestro bienestar y seguramente precisaremos sistemas de generación de conocimiento también universales.

De hecho, ya disponemos de una red de redes que inicialmente fue concebida para la generación y compartición de conocimiento, de investigación e innovación. Se llama Internet. Iniciada en la comunidad de investigación en informática de un país,  paso a paso se fue primero extendiendo al conjunto de la comunidad universitaria a escala internacional y  posteriormente se ha generalizado al conjunto de la ciudadanía.  Internet no es sólo una red de información y comunicación. Es por su arquitectura y desarrollo fundamentalmente una red de investigación e innovación. Desgraciadamente  la inmensa mayoría de sus usuarios no tienen acceso por falta de formación, de organización y de cultura de innovación a dichas funcionalidades.

Este es la nueva brecha digital: no tanto el acceso a la red, sino el acceso a los sistemas de investigación e innovación construidos sobre dicha red y gracias a dicha red.

Las universidades pueden tener ahora un rol clave en la apertura de esos sistemas de I+D+i al conjunto de la población. De hecho llegan con un poco de retraso. El proceso ya esta en marcha. En los ultima década la generalización de diversas formas de laboratorios ciudadanos (living labs, fablabs, social labs, organizaciones de ciencia ciudadana…) han apuntado a que es posible abrir los sistemas de innovación a la ciudadania mediante la  denominada Cuádruple Hélice y, mas aún, al conjunto de territorios, lo que podríamos denominar la Quíntuple Hélice.

En esa labor de transformar las universidades en actores de los nuevos sistemas  de innovación, no están solas.  Cada vez más, otras instituciones públicas se están sumando a esta tendencia. Institutos y escuelas de formación profesional también están abriéndose a la innovación (programa InnovaFP en Catalunya). Las administraciones públicas locales, ayuntamientos, diputaciones, autoridades metropolitanas, paso a paso, empiezan a crear responsables de innovación en sus organigramas. Los propios gobiernos cambian los think tank de expertos  por “policy labs” abiertos a la ciudadanía para actualizar sus políticas públicas. La sociedad digital puede ser un gran colaboratorio o lab de labs.

¿Cómo organizar esos nuevos sistemas de innovación públicos y qué rol pueden jugar las universidades? El proyecto Col.laboratori CatSud que estamos desarrollando entre la Conselleria de Politiques Digitals de la Generalitat, la Fundación i2cat, la Universitat Rovira i Virgili, un conjunto de labs ciudadanos como Coebrelab de Ribera d’Ebre o el Fablab de Amposta y el CRIT, el Centre de Recerca i Innovació para la Formació Profesional situado en la antigua Universidad Laboral de Tarragona, es un prototipo que puede ayudar a visualizar cómo implicar a diferentes niveles los actores que pueden constituir esa nueva estructura. Hemos iniciado una primera fase en octubre del 2019 que ahora culmina en junio del 2020.

Nos hemos inspirado inicialmente en los sistema universales de salud. En dicho sistema los hospitales universitarios ocupan el nivel especializado. En nuestro modelo, sería el rol de las universidades (URV) y otros centros de investigación pública (i2cat). Pero estos hospitales especializados solo ocupan una función determinada. No pueden cubrir  todo el territorio ni a toda la población. El sistema se apoya en otros actores públicos que están ya generando procesos de innovación a diferentes niveles, como son los hospitales comarcales o locales. En nuestro modelo, esa función la podrían desarrollar los laboratorios y programas de innovación en institutos de secundaria y en los ciclos de grado superior de FP, así como los labs locales en ciudades o comarcas (CoebreLab, Reus Ciutat Savia, Fablab de Terres de L’Ebre…). Finalmente los CAPs, o Centros de Atenció Primaria atienden el día a día de las consultas ciudadanas. De la misma forma, los telecentros, comunidades de makers o de ciencia ciudadana (Punt TIC, Makers Terres de l’Ebre)  introducen al público en general  a la cultura de innovación. Entre todos estos actores estamos configurando el Colab CatSud.  Entendemos los colaboratorios como esos labs de labs, nuevas estructuras sociales y digitales de innovación abierta y inclusiva, un nuevo servicio público de las sociedades del conocimiento.

Referencias

Serra, A. (2014). ¿Es posible un sistema universal de innovación?” Dossier Ciència Ciudadana. Barcelona Metrópolis. Nº93. https://www.barcelona.cat/bcnmetropolis/2007-2017/es/author/arturserra/

Serra, A. (2018). “Citizen labs: basis for universal innovation ecosystems”.In Depth: Citizen Labs. SPOKE, nº 45. October 2018. Journal  of ECSITE, European Network of Science Centers and Museums. https://www.ecsite.eu/activities-and-services/news-and-publications/digital-spokes/issue-45

Artículo enviado como contribución al “Manifiesto de innovación pública desde las universidades”.

Foto de  Chris Barbalis en Unsplash


“Transformación institucional y justicia social” por Paola Ricaurte Quijano

Autora: Paola Ricaurte Quijano

Tecnológico de Monterrey, México & Berkman Klein Center for Internet & Society, Harvard University

Cuando hablamos de nuevas institucionalidades, con fronteras porosas que permitan flujos más dinámicos entre el adentro y el afuera, lo hacemos con la convicción de que la mejor manera de expandir la democracia es a través de la expansión de la participación. Sin embargo, en sociedades desiguales, injustas, patriarcales y multiculturales, la transformación institucional no es suficiente. La complejidad de lo social se traduce en una fractura profunda, que no podemos evadir, y que por tanto, requiere cabida. Las instituciones que realmente buscan incidir en la transformación social son aquellas que están dispuestas a asumir la complejidad en todos sus niveles y que buscan, por encima de todo, romper con la matriz de dominación (Hill Collins, 1990, Constanza-Chock 2018).

Las instituciones necesitan democratizarse, pero también es necesario que nos enfoquemos en construir sociedades justas que permitan que de manera efectiva todas las personas tengan las mismas condiciones para participar. Es decir, es fundamental partir de una política que tenga como prioridad la justicia social y, de manera paralela, se aboque a la transformación institucional, a la habilitación de plataformas de participación para las poblaciones más vulnerabilizadas y marginalizadas, y, sobre todo, a eliminar las formas de dominación que condujeron a esas poblaciones a la marginación.

Al mismo tiempo que nos cuestionamos sobre qué tipo de democracia, qué tipo de instituciones y qué tipo de participación ciudadana buscamos, debemos entender que no puede construirse ninguna democracia sobre una sociedad injusta, desigual y heteropatriarcal. La violencia estructural se refleja en instituciones que reproducen la dominación y la discriminación (de género, nivel socioeconómico, identidad étnica y racial, lengua, habilidad mental o física, edad, educación, etc.) y en espacios de participación y toma de decisión donde solo tienen cabida los privilegiados (por lo general hombres, blancos, heteronormativos, educados, hablantes de la lengua dominante, occidentales).

Frente a esta condición, planteamos sostener una mirada crítica sobre la transformación institucional que buscamos. Abrir no significa necesariamente subvertir el orden de poder que reproduce diversas formas de dominación al interior y al exterior de las instituciones. Abrir no se traduce en que hagamos una apuesta por la equidad y la justicia. Abrir no implica eliminar las exclusiones. Abrir puede ser una manera de distraer la atención sobre acciones que busquen el acceso a la justicia (Ricaurte 2019).

Las plataformas, iniciativas y procesos de innovación ciudadana que buscan democratizar las instituciones e incidir en la vida pública y la transformación social no serán suficientes si no son capaces de tomar acciones radicales, para que, partiendo de la misma institución, garantice que a través de su estructura, políticas, protocolos e iniciativas no se contribuya a la reproducción de la injusticia social.

Por tanto, la reproducción de la dominación debe evaluarse hacia dentro y hacia afuera de las instituciones y más: al interior de un país y más allá de sus fronteras nacionales. ¿Acaso con nuestras iniciativas contribuimos a reproducir formas de dominación en otras geografías y latitudes? ¿Damos cabida o aniquilamos otras epistemologías, saberes, haceres, sentires, que no son los occidentales? ¿Quiénes son los tomadores de decisión y los habilitadores de estos procesos? ¿Quiénes las voces y rostros visibles y quiénes los silenciados, los borrados, los negados? ¿Estas iniciativas, se dirigen realmente a romper la matriz de dominación?

En tiempos de despertar de la conciencia social, de crisis y de incertidumbre, una evaluación de nuestras instituciones implica incorporar acciones anticapitalistas, antipatriarcales y anticolonialistas (de Sousa Santos, 2018, p. 1). Hay que apostar por erradicar las formas sutiles y visibles de violencia y despojo contra las poblaciones vulnerabilizadas y marginalizadas, hacer visibles los modos de dominación en todos los planos. De lo contrario, el discurso sobre la nueva institucionalidad resulta vacío y autocomplaciente.

Referencias

Costanza-Chock, S. (2018). “Design Justice: Towards an Intersectional Feminist Framework for Design Theory and Practice”. Proceedings of the Design Research Society. https://ssrn.com/abstract=3189696

Collins, P. H. (1990). “Black feminist thought in the matrix of domination”. Black feminist thought: Knowledge, consciousness, and the politics of empowerment, 221-238.

de Sousa Santos, B. (2018). The end of the cognitive empire. The coming of age of epistemologies of the South. Durham & London: Duke University Press, p. 1.

Ricaurte, P. (2019). “Data Epistemologies, The Coloniality of Power, and Resistance”. Television & New Media. https://doi.org/10.1177/1527476419831640

Artículo enviado como contribución al “Manifiesto de innovación pública desde las universidades”.

Foto de Markus Spiske en Unsplash


Entrevista a Rita Grandinetti (PoliLab UNR) para el Manifiesto

En la construcción colaborativa que estamos haciendo del Manifiesto para la innovación pública desde las universidades hemos recopilado, como sabéis, algunos textos de responsables en algunas de las unidades y entidades con más experiencia en este ámbito. Además, estamos realizando algunas pequeñas entrevistas en formato audiovisual también con ellas y ellos. 

Aquí puedes ver y escuchar la conversación que mantuvimos con Rita Grandinetti, Directora del PoliLab de la Universidad Nacional Rosario. En ella, Rita habló de la importancia de crear conceptos como “fronterar” para entender el carácter de experimentación y aplicación que supone la innovación pública como motor de transformación social.

Escucha la entrevista en Spreaker:

Y aquí puedes verla en YouTube:


“Universidades diversas y experimentales como bases para la innovación pública”, por Javier Cantón

Ahora que las sociedades vuelven su mirada a la Ciencia, necesitados de soluciones rápidas para una crisis sanitaria que nos ha puesto a prueba es hora de hablar de lo que la colocado como elemento central del progreso humano: su carácter de experimentación. La Ciencia experimenta y fracasa para poder tener éxito, y la clave de ese éxito también radica en la diversidad.

Nos colocan demasiadas veces el éxito como valor supremo y medida de la felicidad humana: tener éxito en la vida te conseguirá la felicidad. Pero ¿cómo se mide el éxito? ¿Es tener una creciente carrera profesional? ¿Conseguir tener una familia que arrope a sus integrantes? ¿Tener una red social extensa aunque no sea profunda? ¿Es acaso el prestigio social o quizás el estatus? ¿O simplemente el nivel económico conseguido individualmente o por la unidad económica familiar? Tanto hablamos del éxito que olvidamos el valor del fracaso, de que el verdadero aprendizaje radica en el fracaso, aunque no nos han enseñado a manejar correctamente la frustración que proviene de esas situaciones en las que fracasamos. Parafraseando a Edison, para tener éxito una vez hay que fracasar 1000 veces, y para conseguirlo hay que probar, experimentar, sin tener miedo a los resultados negativos, que suponen un paso más hacia el éxito.

Las Universidades son entidades complejas, múltiples, fragmentadas, poliédricas, conformadas por numerosas personas de perfiles e intereses diversos, que estudian la realidad desde diferentes puntos de vista y con distintas herramientas. Una muestra de la propia realidad social y humana, pero que tienen en las Universidades un espacio para la expresión sin límites. Esa mezcla explosiva que tantos frutos ha dado en la Ciencia, pero también en las artes, es la esencia de las Universidades, lugares diversos, hechos para la experimentación y la diversidad, por muchos compartimentos estancos que intentemos construir mediante las Facultades, los Departamentos y las ramas y disciplinas científicas. La imagen del científico aislado realizando pruebas de ensayo y error hasta dar con el momento Eureka, ya ha pasado a la historia. El trabajo en red, en colaboración con diversos investigadores de otras partes del mundo y de otras disciplinas, es el presente y el futuro de la Ciencia. A un mismo problema objeto de estudio al que se aproximan dos miradas diferentes es más probable encontrar soluciones innovadoras y nunca antes propuestas, gracias a esas dos características propias de las Universidades: la experimentación y la diversidad.

Y debido a ellas, la innovación pública, a partir de la necesidad que tenemos las actuales sociedades de recrear nuestras agotadas instituciones de la Modernidad, de fundar las que habrán de ser las propias de esta nueva Era que ya ha comenzado, pasa por las Universidades. La democracia, la política moderna, si quiere adaptarse a las sociedades de la información y el conocimiento, ha de apoyarse precisamente en una de las entidades que origina la innovación. Generamos zetabytes de información, pero nuestra capacidad para gestionarla sigue siendo, en muchos términos, insuficiente, y por eso nos apoyamos en algoritmos y automatizaciones aún muy limitadas. Generamos muchos datos, pero si no hay un grupo de personas dispuestas a analizarlos, con una mirada diversa, transdisciplinar y experimental, no conseguiremos extraer de ellos, primero información, después conocimiento y, por último, sabiduría. 

Los retos que tenemos pendientes, que nos marcamos en la Agenda 2030 y los ODS, aunque hayan quedado empañados con la actual crisis de la COVID-19, necesitan de la mirada universitaria, de su diversidad, de su carácter experimentador, para enfrentarse a ellos, para aprender de ellos y superarlos. Solo con una mirada innovadora conseguiremos, juntos, seguir creciendo como sociedad y como individuos. Lo hicimos antes y volveremos a hacerlo, estoy seguro.

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“Intergubernamentalidad y Universidades: pactos con la nueva ciudadanía post pandemia” por Cristian Quiroz Reyes

Autor: Cristian Quiroz Reyes

Programa Creasur, Universidad de Concepción. Chile

Vivimos una época de profundos cambios sociales, tecnológicos, culturales, políticos, entre otros. Algunas sociedades han presenciado esos cambios, mientras otras han sido sus protagonistas y promotores. Pero existe coincidencia sobre el contexto global de transformaciones y los desafíos que ello demanda tanto a los estados nacionales, subnacionales y sociedad civil para articular una nueva gobernanza, más democrática y participativa. Ahí radica, precisamente, un reto para las universidades: ¿cómo contribuir a la construcción de un puente efectivo para fortalecer el rol de la sociedad civil y su involucramiento en los asuntos públicos?, ¿cómo promover un Estado abierto, transparente y eficiente que promueva la cooperación y la intergubernamentalidad con los gobiernos subnacionales en pos de la equidad territorial y el desarrollo armónico?
La pandemia del COVID-19, además de generar la emergencia sanitaria global, gatilló un conjunto de innovaciones tecnológicas y de hábitos en la educación, trabajo, entre otros, en el uso de tecnologías que no fueron incorporadas por una decisión de política pública o por una preferencia individual, sino que fueron respuesta a una contingencia apremiante. Por otro lado, y previamente, en muchos países se desarrollaban movilizaciones ciudadanas que daban cuenta de agotamientos y cuestionamientos a modelos económicos y políticos. En el caso chileno el estallido social de octubre de 2019 se mantuvo latente hasta fines de marzo, cuando el gobierno tomó medidas sanitarias que impedían las manifestaciones callejeras. Entonces lo que se ha denominado como una nueva realidad o normalidad no es la actual necesariamente, sino tal vez es un escenario que está naciendo pero que aún no terminamos de conocer. Así, pasada la emergencia, el contexto y el mundo serán distintos. Los requerimientos ciudadanos también lo serán, las inversiones y prioridades públicas serán diferentes, los programas electorales y estilos de gobierno también tendrán que cambiar.
Los salones universitarios se han mudado a plataformas virtuales, en donde no siempre académicos, académicas y estudiantes estaban preparados para adaptarse, pese a la formación y competencias que creíamos nos hacía una sociedad tecnológica. Imaginemos entonces los desafíos que tendrá el resto de la sociedad, a veces con menos competencias y experiencias, para involucrarse en la nueva realidad. Nueva realidad no solo tecnológica y sanitaria, sino también valórica, que requerirá de las universidades un compromiso en la formación divulgativa, de extensión y transferencia tecnológica para que la ciudadanía global y local pueda comprender y apropiarse en profundidad los contenidos y significados de la nueva realidad que les corresponderá vivir.

Artículo enviado como contribución al “Manifiesto de innovación pública desde las universidades”.

Foto de ROBIN WORRALL  en Unsplash


“¿Qué docencia/aprendizaje en la universidad después del coronavirus?” por Javier López Gijón

Autor: Javier López Gijón

(Profesor de la Universidad de Granada)

La investigación en la universidad está reconocida, valorada y medida. No es el caso de la docencia/aprendizaje, que no está valorada y tampoco tiene indicadores para medir su desempeño. La crisis del coronavirus y la necesidad de la enseñanza virtual han puesto esta realidad aun más de manifiesto. Gran parte del profesorado desconoce las metodologías y herramientas necesaria para realizar el aprendizaje virtual.

Esta crisis, que nos ha obligado a fundamentar el aprendizaje en la virtualidad, debería servirnos para replantearnos la docencia en la universidad. Sacarla del “abandono” en que se encuentra y valorarla como uno de los pilares de la universidad. Es hora de innovar en la docencia, de mejorar su desempeño, de replantearnos esta falla que tiene la universidad y ponerla al nivel que debería estar.

Todo lo que se hace en la docencia/aprendizaje virtual se recoge en las plataformas educativas que tienen las universidades, sin embargo ¿qué sabemos de la misma? ¿conocemos algún indicador? Estos indicadores serian importantes para que cada profesor pueda tener un referente sobre lo que sería un estudiante modelo y compararse. En nuestra universidad actualmente nada deesto se conoce, y sin conocer estos indicadores, sin conocer las buenas prácticas, es difícil mejorar el desempeño.

Quizá en la universidad antes de ponernos a hacer propuestas de innovación pública para la sociedad deberíamos de innovar en nuestra propia casa, y cambiar el modelo de aprendizaje tan antiguo y poco actual que tenemos. Sería muy de agradecer tanto por el estudiantado como por la sociedad, pues verían que conocernos nuestros puntos débiles y nos atrevemos a cambiarlos, para convertirlos en fortalezas.

En estos días de confinamiento han aparecido en la prensa diversos artículos sobre las dificultades de “examinar” con los criterios tradicionales en el aprendizaje virtual, y las protestas de los estudiantes “pidiendo que se usen métodos alternativos para la evaluación y no seguir con las metodologías tradicionales que sehan vuelto manifiestamente inviables” (Ideal, 6-05-2020). Sin duda necesitamos nuevas metodologías y nuevas formas de evaluación para el aprendizaje en la universidad. Y que estas nuevas técnicas sean conocidas y desarrolladas por el personal docente.

Dentro de los posibles temas a abordar del Manifiesto, proponen algunos como: “retos y oportunidades”, “innovación social e innovación ciudadana”, “metodologías”, “condiciones para desarrollar innovación pública”, “docencia significativa a través de implicarse con retos del entorno”. Estos temas están relacionados con la aportación que presentamos.

Artículo enviado como contribución al “Manifiesto de innovación pública desde las universidades”.

Foto de Amador Loureiro en Unsplash


“El papel de la participación ciudadana” por Antonia González Salcedo

Autora: Antonia González Salcedo

Grupo de Estudios Cívicos e Innovación Social (GECIs) de la Universidad de Murcia

En la actualidad el comportamiento de los representantes en el modelo de la democracia representativa se percibe como no responsable, alejado de las demandas ciudadanas, y provoca sentimientos de insatisfacción, indiferencia o desconfianza, dando lugar a un descenso de la implicación ciudadana a través de las formas de participación más tradicionales como el voto o la afiliación partidista. En este contexto la participación ciudadana en el ámbito local, con fórmulas revisadas y mecanismos novedosos, aparece como un intento de regenerar el sistema, y disminuir la distancia entre gobernantes y gobernados. Los mecanismos participativos desarrollados en el ámbito local suponen un escenario inédito en el cual el papel del ciudadano es determinante, pero la oportunidad de la participación supone al mismo tiempo un complicado reto.

Temáticas claves que pueden abordarse:

  • Participación y educación cívica.
  • Evaluación independiente de las políticas públicas.
  • Nuevos canales de comunicación con la ciudadanía y nuevos lenguajes.
  • Políticas públicas y desarrollo sostenible.
  • Investigación acción participativa.

Artículo enviado como contribución al “Manifiesto de innovación pública desde las universidades”.

Foto de Nik Shuliahin en Unsplash


“#Fronterar para #Innovar” por Rita Grandinetti y Patricia Nari

 Autoras: Rita Grandinetti y Patricia Nari

PoliLab UNR, Universidad Nacional de Rosario

En la Universidad Nacional de Rosario, Argentina, desde 2017 formamos PoliLab UNR, un ámbito novedoso de la Facultad de Ciencia Política y RRII para la producción de conocimiento desde la academia basado en la colaboración y co-creación social para la innovación pública. Como sociedad global estamos viviendo en la era exponencial (Ozslak, 2019) caracterizada por la velocidad y alcance sistémico de las transformaciones, a tal punto que su impacto sobre gobiernos, negocios y economías es importante como impredecible. En este contexto, construir finalidades públicas y gobernar requiere nuevas capacidades además de las de gestión tradicionales; “es necesario desarrollar capacidades de anticipación, adaptación e intervención frente a la magnitud y rapidez del proceso de cambio” (Ozslak, 2019) . La innovación pública abierta es la llave facilitadora de estas capacidades. Es resultante, y a la vez promotora de nuevos relacionamientos y sentidos en la relación estado- sociedad civil. No se trata de innovación tecnológica solamente, por el contrario, la fórmula de la innovación pública abierta amplía el concepto y responde a estos parámetros: inteligencia institucional+ inteligencia social = +innovación + valor público. Una metáfora nos permite pensar esta doble relación entre capacidades e innovación abierta: la dinámica del movimiento helicoidal (Grandinetti R., 2018) . La innovación es el eje que estructura el desplazamiento, y la gestión gira a su alrededor en un doble movimiento de rotación y traslación desde modelos prexistentes de gestión hacia formas más abiertas de gobierno. En este doble movimiento, la gestión al rotar incorpora diversas miradas, asume nuevas perspectivas y aportes que la van redefiniendo y le permiten trasladarse incorporando nuevas capacidades, redefiniendo productos, estructuras y estilos. En la traslación, las capacidades de gobierno se van desplegando, transformando y fortaleciendo, a la par que se aleja de las formas tradicionales de producción de políticas. Se trata de un movimiento permanente, pero estructurado, que posibilita ir modificando posicionamientos y perspectivas, conservando a su vez un núcleo sólido que permite brindar servicios de calidad a los ciudadanos a la par.

En este proceso de innovación pública las universidades están llamadas a cumplir un rol fundamental como espacios de producción de conocimientos. Ahora bien, el intercambio y la vinculación representan un desafío a las prácticas académicas tradicionales, centradas en el saber experto y disciplinar. Los saberes fragmentados no pueden resolver los desafíos públicos de la sociedad del conocimiento y la revolución industrial. La innovación en el siglo xxi es colectiva y con tecnologías ágiles.

PoliLabUNR es un espacio colaborativo, de producción de inteligencia pública para la experimentación y diseño de formas, estrategias y marcos de gobernanza pública innovativos. Reúne a estudiantes, investigadores, expertos, activistas sociales y gestores públicos en la exploración y la generación de ideas para la producción de valor público para la gobernanza y la educación. «…un espacio libre en el que se pudiera experimentar, un espacio protegido en el que se pudiera perder al menos momentáneamente el control.»
(Sennett, 2010-145).

En el andar, adoptamos un término que nos identifica, #fronterar.
#Fronterar es nuestro grito de guerra.
#Fronterar es cercanía en las distancias, es multiplicidad, es diversidad, es encuentro y novedad.
#Fronterar moviliza nuevos escenarios, pone en acción, activa redes y sinergias, despierta la inteligencia colectiva.
#Fronterar es obligarnos a ir más allá de nuestra zona de confort, hacia la construcción de espacios de inteligencia colectiva, para la resolución de problemas públicos.
#Fronterar un método, una hoja de ruta cíclica, no lineal, en tres pasos que nos permite centrar nuestras actividades como un proceso de producción de innovación y multiplicación colectiva de la innovación.

1/ Experimentar, a partir del intercambio intensivo,
2/ Reflexionar colectivamente sobre lo experimentado,
3/ Innovar, Desarrollar ideas que modifiquen las prácticas públicas.

¿Por qué #fronterar?
Porque en las fronteras, en los encuentros con otros, con lo diferente, desafiamos los límites de las disciplinas, las rutinas instaladas, los saberes establecidos. Porque fronterar expande el conocimiento, incorpora nuevos saberes, plantea nuevos retos e identifica ideas inéditas. En síntesis, porque estamos convencidos del valor de lo #publico y lo #común en este SXXI más que nunca, y #fronterar, es ir más allá de nuestros límites, es hacerlo posible.

Artículo enviado como contribución al “Manifiesto de innovación pública desde las universidades”.

Foto de Green Chameleon en Unsplash