Design Thinking

El Design Thinking o Pensamiento de Diseño es una metodología para la resolución de problemas abiertos y complejos aplicable a cualquier ámbito que requiera un enfoque creativo. Actualmente recibe una gran atención en escuelas de negocios y en centros de innovación social, en conexión con otros enfoques con los que comparte algunos puntos en común, como es el caso de Lean Startup. Se trata de adoptar algunas de las dinámicas empleadas en la disciplina del diseño y que son extensibles a otros ámbitos: de alguna forma se trata de «una invitación a pensar como diseñadores».

Las características claves del Design Thinking son:

– Diseño centrado en las personas: valor de la empatía.

– Experimentación y prototipado: se trata de una parte integral del proceso de innovación. Se prototipa para aprender y pensar.

– Orientado a la acción.

– «Muéstralo, no lo cuentes únicamente»: genera experiencias, cuenta historias, sé visual.

– El poder de la iteración: ciclo tras ciclo llegamos a una mejor solución.

Objetivos

El objetivo principal es generar soluciones para cualquier tipo de problema detectado, usando para ello la creatividad de una manera innovadora, a la manera en la que suelen trabajar los diseñadores. Es una metodología centrada en el usuario y orientada a la acción. De esta forma, se crean soluciones innovadoras para problemas específicos en muy poco tiempo.

Procedimiento

El Design Thinking se estructura en cinco fases sobre las cuales podemos volver en cualquier punto del proceso.

    1. Empatizar con el otro: Se pretende descubrir las necesidades y los elementos que son más importantes para la persona para la que se diseña. En esta primera fase hay que aproximarse al otro, comprender sus necesidades, sus preferencias y recabar información. No solo nos debemos fijar en la información que es común a todo el colectivo, sino que debemos prestar especial atención a aquellas pistas que por inusuales, sorprendentes, creativas o interesantes puedan proporcionar ideas para proponer un diseño eficaz e innovador. Puede hacerse de diversas maneras, mediante observación, participación u observación y escucha. En esta fase básicamente se trata de aprender de aquel para el que diseñas y de comprenderlo. Es importante para ello no llevar ideas preconcebidas o anticipar soluciones. Si el que diseña es también un potencial beneficiario del reto que afronta, debe distanciarse en esta fase de sus propios intereses y percepciones. Para ello un primer paso que hay que dar es determinar para quién estamos diseñando una solución. Partiendo del reto, debemos reflexionar y concretar a qué colectivo específico nos dirigimos. Si el reto o problema que abordamos está destinado a un público muy amplio es posible que las soluciones a las que lleguemos no sean tan efectivas. Más información sobre esta etapa.
    2. Definir el problema: Se busca clarificar y concretar el problema que vamos a abordar de manera que sea significativo y podamos diseñar soluciones viables. La definición del problema es fundamental para que el proceso de diseño tenga éxito. Tras empatizar con el público objetivo del problema a resolver, se hace preciso redefinir ese reto inicial o definir como tal el problema específico para el que vamos a encontrar soluciones. Hay que determinar qué necesidades tiene nuestro usuario, profundizando a partir de toda la información recogida; qué percepciones o intuiciones podemos extraer del contacto con el usuario; y qué ideas se podrían extraer tras la fase de empatía. Aquí puedes ampliar información sobre esta fase.
    3. Idear posibles soluciones: Generar ideas, desde las más atrevidas a las más modestas, de modo que podamos generar soluciones innovadoras y eficaces.
    4. Prototipar modelos tangibles con las soluciones: Se diseña una solución y se lleva a cado de manera tangible. No se trata de presentar la idea del proyecto de forma oral, sino con un artefacto, digital o físico dependiendo el tipo de propuesta que se formule. Prototipar nos ayuda a pensar como creadores y a comunicar con nuestro cliente o usuario. Además en un método más barato para optimizar un producto o un proceso a través de aproximaciones progresivas a una solución satisfactoria mediante un procedimiento de fallo y error. Recomiendo la lectura de este artículo sobre la cultura del prototipado.
    5. Evaluar los prototipos: La evaluación no tiene como resultado una calificación sino un aprendizaje. Se trata de mostrar y confrontar con el usuario para aprender de él y generar un prototipo cada vez mejor.

Aunque las fases se presentan de manera sucesiva, se trata de un proceso iterativo, en el que en función de las diversas necesidades se puede volver atrás tantas veces como sea necesario.

Existen diversas formas de acercarse a una metodología de Design Thinking, pero es posible hacerlo en poco más de una hora. El resultado distará mucho de lo que puede conseguirse con un proceso real, pero puede servir como primer paso para adentrarse en la metodología. Aquí puedes ver un ejemplo de aplicación de la metodología completa al rediseño de un carrito de la compra.

Una vez realizada la experiencia es importante centrarse en las preguntas finales que permiten tomar conciencia y generar sentido sobre lo vivido.

  • ¿Cómo se ha visto influido el diseño de tu prototipo por el hecho de estar en contacto directo con el usuario final a lo largo de todo el proceso?
  • ¿Cómo te sientes al mostrar un trabajo inacabado a otra persona?
  • ¿Qué te ha parecido el ritmo de trabajo? ¿Rápido o lento en relación con el modo en que tu trabajas?
  • A la vista del resultado, ¿qué cambiarías del proceso: la formulación del problema, el grado de empatía con tu compañera/o, generarías más soluciones alternativas, cambiarías el prototipo?

Número de participantes

Variable, pero se recomienda trabajar en pequeños grupos de entre 4 y 8 personas, con uno de sus componentes actuando de guía o facilitador y otro como relator del proceso.